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La dama de hielo. La crítica sexista a Claudia

La crítica sexista a Claudia

Es un lugar común observar que las elecciones de este 2 de junio serán históricas, pues por primera vez la contienda estará entre dos mujeres y una de ellas será presidenta. Menos frecuente, sin embargo, es aceptar la participación política de las mujeres en pie de igualdad, pues seguimos juzgándolas a partir de estándares distintos al de los hombres, especialmente cuando acceden al poder.

El discurso de la oposición se ha concentrado mucho tiempo en mostrar a Claudia como una copia de López Obrador: la idea de que la mujer es instrumento del hombre. Ahora, la apuesta de Xóchitl es separar a la candidata de Morena del presidente, decirle que no es como AMLO y caricaturizarla como la “dama de hielo”, en clara alusión a “la dama de hierro” y la dureza y autoritarismo que en su momento se le atribuyó a Margaret Thatcher.

Estas dos narrativas se sitúan en polos opuestos y reflejan la propia esquizofrenia de la oposición. Aún así tienen algo en común: ambas traen un tufo sexista: O bien Claudia es un títere o es una mujer autoritaria e insensible.

En el primer caso, se despoja a la futura presidenta de una personalidad propia, se le relega a un papel secundario. Claudia es y solo puede ser en función de AMLO. Así lo insinuaba Gálvez en enero de este año cuando retó a su opositora a un debate, pero ironizó que era necesario que “le dieran permiso”.

Este tipo de posturas también han tenido eco en el periodismo. En un Tiktok donde buscaba hacerse la chistosa, Denise enlistaba las cosas que no le gustan de Claudia. Es muy ilustrativo que dos de sus tres críticas tuvieran tintes sexistas. Una de ellas era: “No me gusta que siendo mujer empoderada imites a un señor”. Otra vez el cuento de que la mujer es un instrumento del hombre.

La otra critica de Dresser, aunque usted no lo crea, tenía que ver con su peinado: “No me gusta que hagas precampaña ilegal con tu colita de caballo pegada por todo el país”. Algo similar hizo Guadalupe Loaeza esta semana, al dedicarle un artículo entero a criticar a la candidata por haberse alaciado el pelo.

Así las cosas, por primera vez en la historia del país dos mujeres compiten por la presidencia de la República y alguien cree que es relevante hablar sobre su cabello. ¿Por qué juzgar siempre a las mujeres por su apariencia física, cuando no hacemos eso con los hombres?

El nuevo apelativo que Xochitl le ha puesto a Claudia Sheinbaum — “dama de hielo”— busca retratarla como una mujer fría y sin corazón . Ya no se le dice a Claudia que es instrumento de alguien más, sino que es autoritaria, una persona sin sentimientos, indolente al dolor ajeno, inaccesible; alguien a quien nada conmueve y es incapaz de empatizar con el dolor humano.

Si difícilmente a un hombre lo acusarían de ser títere de una mujer o lo juzgarían por cómo lleva el cabello, tampoco es muy frecuente que a ellos se les atribuya frialdad o falta de sentimientos cuando ejercen autoridad. Lo que ocurre es que las mujeres han sido educadas para agradar, decir cosas bonitas y quedar bien, y en esa lógica mucha gente no está acostumbrada a verlas ejerciendo el poder.

Existe una tendencia a juzgar a las mujeres como autoritarias solamente a partir de su carácter. En realidad, es natural que las mujeres en posiciones de poder, al igual que los hombres, tengan una personalidad fuerte. Por algo están donde están. El problema es que, a diferencia de lo que les pasa a ellas, la frialdad o el carácter fuerte no son motivos de crítica en los hombres.

En una ocasión, la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, señaló: “A mí no me critican por ser dura, sino por ser mujer”. Y decía: “solo las mujeres son descritas como duras en el cargo cuando toman una posición”.

Por último, existe un tercer prejuicio sexista contra las mujeres en general que es la histeria. Marco Levario, por ejemplo, ha referido una anécdota en la que supuestamente Claudia, cuando era delegada de Tlalpan, dio un manotazo a una mesa de cristal y la rompió.

En un tuit, el periodista también le criticaba a Claudia por forcejear con una multitud de periodistas, cuando le pidió a uno que quitara la mano que impedía cerrar la puerta de su vehículo. “Tenía los ojos desorbitados”, escribió Levario. ¿Les parece que a un hombre le haríamos el mismo tipo de señalamientos? Esa es la pregunta que siempre debemos hacernos.

Caracterizar a las mujeres en el poder como “irascibles, autoritarias, frías, neuróticas” también suelen ser dispositivos patriarcales para descalificarlas. Al respecto, la escritora Puri Mascarell explica como en el siglo XIX “la histeria era la etiqueta que se usaba para estigmatizar a las mujeres que se salían del canon de la feminidad. Una forma de desautorizarlas y de controlarlas.”

Calificar a una mujer en una posición de poder como la “copia” de alguien más es una forma de negarle méritos propios y constituye un estereotipo sexista, lo mismo retratarla como histérica. Al final, son formas de ejercer violencia de género. Ahora, con esta caricatura de “la dama de hielo”, también se busca demeritar la imagen de Claudia a partir de una nueva estigmatización.

Por lo demás, sería bueno que la oposición decida qué narrativa va a emplear, ¿Claudia es una mala copia de AMLO o, por el contrario, es una mujer fría y autoritaria que además no tiene el carisma del presidente? Se antoja difícil poder ser las dos cosas al mismo tiempo.

Todo parece indicar que pasaremos un sexenio más con una oposición que carece de proyecto, pero le sobran epítetos para atacar… Solo que esta vez será peor, pues a sus ya conocidas descalificaciones clasi-racistas se sumarán ahora una serie de prejuicios frente a una mujer por el simple hecho de ser mujer.

@HernanGomezB

 

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La propuesta anticorrupción de Sheinbaum

El año pasado, en la entrevista que la candidata de Morena a la presidencia le dio a Arturo Cano para el libro “Claudia Sheinbaum Presidenta”, se le preguntó si en 2024 la corrupción seguiría siendo uno de los grandes problemas del país. La respuesta que entonces dio me pareció inquietante: “Ya no”, dijo.

Supongo que Sheinbaum tuvo tiempo para reflexionar esa postura, pues de otra manera no hubiera presentado una propuesta anti-corrupción tan ambiciosa como la que se hizo pública este lunes en voz de Javier Corral, uno de los políticos que más compromiso y seriedad han demostrado en este ámbito.

El programa no solo parte de la idea de que la corrupción no ha podido ser erradicada. También conlleva, de manera implícita, una crítica a por lo menos tres rasgos del gobierno actual en este terreno:

Primero, ante un gobierno que ha enfatizado que la honestidad del gobernante es como la vacuna frente a casi todo, ahora se reconoce que ese elemento no basta. “La conducta personal de honestidad del presidente de la República ha sido fundamental, pero no suficiente”, dijo Corral al inicio de su discurso. Y aunque es un paso importante que el jefe del Estado ya no sea más “el vértice por el que se mezclan los negocios y la política”, como explicó, hace falta ahora un gran acuerdo y una gran estrategia nacional para enfrentar un fenómeno de “carácter sistémico”.

Segundo, se vuelve a hablar de la importancia de las instituciones y la necesidad de reformarlas. No solo se plantean reformas constitucionales y legales (una nueva Ley General para Investigar y Sancionar los Delitos por Hechos de Corrupción). También se propone crear una nueva instancia llamada Agencia Federal Anticorrupción que hubiera sido imposible plantear en el sexenio que está terminando. Esta agencia tendría como objetivo investigar, perseguir y sancionar delitos de corrupción, sin incurrir en mayores gastos.

Tercero, se habla de establecer más controles para evitar el abuso de los casos de excepción a las licitaciones públicas, tema por el cual esta administración ha sido criticada, así como asegurarse de que, para 2030, el 65% del monto anual contratado por el gobierno federal sea resultado de licitaciones. Aquí parece haber un reconocimiento de que el actual gobierno quedó a deber, pues es sabido que básicamente ocho de cada diez contratos otorgados durante este sexenio fueron adjudicaciones directas.

A mi modo de ver, la propuesta tiene un punto débil: no se mete en el ámbito del poder judicial, el más opaco y corrupto de los tres poderes. Apenas se menciona la necesidad de reformar la justicia federal y local, sin decir cómo. Es un problema porque no es posible combatir la corrupción si no se acaba con la impunidad que tiene entre jueces, magistrados y ministros a sus principales responsables. En el equipo de Sheinbaum, lamentablemente, la propuesta de reforma judicial cae en la cancha del ministro Arturo Zaldívar, quien ya tuvo su oportunidad de hacer una reforma en este ámbito y entregó resultados mediocres. Por lo demás, cabe preguntarse si el ministro tiene un compromiso genuino en esta materia. Pago por ver.

@HernanGomezB

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La negligencia frente a los migrantes

Durante el último año la Cd.MX ha experimentado un incremento exponencial en el número de migrantes, especialmente provenientes de países como Haití, Honduras y Venezuela.

 

La mayor parte busca llegar a los Estados Unidos, pero el gobierno de ese país ha hecho mucho más lento el otorgamiento de citas para obtener permisos de trabajo y visas humanitarias.

 

En los hechos México actúa como tercer país seguro, dice dar la bienvenida a los migrantes, pero el gobierno ha sido omiso en establecer medidas para recibirlos en condiciones mínimamente dignas.

 

La política es que no hay política: se les deja durmiendo en las calles, en campamentos improvisados, condenados a una situación de indigencia en plazas y otros lugares públicos.

 

En la capital –donde no solía verse esto– es cada vez más frecuente. Están en Vallejo, en La Merced o en la estación de autobuses del Norte, donde ya se han generado situaciones de tensión con los vecinos.

 

En la colonia Juárez se puede encontrar a grupos de migrantes durmiendo en las calles cada tres cuadras. En la Plaza Giordano Bruno, a escasas cuadras de SEGOB, más de 300 personas acampan desde hace un año.

 

Allí los migrantes y sus familias esperan sus trámites en techos improvisados o tiendas de campaña bajo la lluvia, sin baños ni condiciones mínimas de higiene, entre pilas de basura que nadie recoge, y mientras sus hijos pequeños juegan muy cerca de donde pasan los coches.

 

Hasta ahora, han sido organizaciones de la sociedad civil las que han ofrecido espacios para alojar a los migrantes en la capital, pero el cupo de los albergues está rebasado.

 

Evidentemente, la problemática requiere la coordinación de varias instituciones y niveles de gobierno, comenzando por el INM, la COMAR y la SEGOB; el Gobierno de la Cd.MX también tiene una responsabilidad, pero hasta ahora ha sido negligente.

 

Tanto el jefe de gobierno, Martí Batres, como el secretario de Bienestar de la Ciudad, Juan Gerardo López –quien tiene entre sus responsabilidades la atención a migrantes— deben buscar una solución para que estas personas encuentren un lugar digno para alojarse.

 

El gobierno capitalino debe aportar o movilizar recursos federales para acondicionar albergues donde los migrantes puedan dormir en condiciones dignas. Hasta ahora, han consentido la ocupación de calles y plazas,  renunciando tanto a proteger los derechos humanos de los migrantes, como el derecho de los vecinos a utilizar el espacio público.

 

Instalar albergues para migrantes en la Ciudad no está lejos de las posibilidades de un gobierno como el capitalino, con un presupuesto de 267 mil millones de pesos. Hace falta voluntad; darle suficiente personal y recursos a la dirección encargada de los asuntos migratorios, que hoy tiene una estructura raquítica para enfrentar un problema de estas dimensiones.

 

Existe, sin embargo, la equivocada idea de que, si en la Ciudad se instalan albergues, llegarán más migrantes. Eso es absurdo. Los migrantes no vienen o dejan de venir porque tengan o no sitios para alojarse. Vienen como una forma de ejercer presión, frecuentemente porque en las delegaciones estatales del INM no son atendidos cuando solicitan las tarjetas humanitarias para desplazarse por territorio nacional.

 

¿Será que esta desidia tiene que ver con el hecho de que los migrantes no votan? No lo sabemos, pero el hecho de que un gobierno de izquierda sea omiso ante un tema como este genera tristeza y desilusión.

@HernanGomezB

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Carta abierta a Franco Carreño, director general de El Heraldo de México

Esta carta se envió a El Heraldo como despedida a mis lectores, lamentablemente el periódico no la publicó

Ciudad de México, a 13 de septiembre de 2021

 

Sr. Franco Carreño

Director General

El Heraldo de México

Quiero en primer lugar agradecerle a usted y a todo el equipo de El Heraldo con el que colaboré a lo largo de estos casi dos años.

Empiezo por decirle que no tengo un problema con usted y lo respeto. En el fondo entiendo que mi salida tiene una explicación que no puedo ocultar a mis lectores. Esa explicación se llama Julio Scherer Ibarra. Ya sea por las presiones que ejerció el empresario y ex consejero jurídico de la Presidencia, ya porque alguien en el medio tenga algún interés en protegerlo, fui separado del diario sin siquiera poder despedirme de mis lectores.

Usted y yo sabemos que esta no es la primera ocasión en que las presiones de los Scherer (Julio y Hugo) se hacen patentes. Que los escritos en los que yo los mencionaba generaron tensiones desde septiembre de 2020, cuando alerté de que el ex consejero jurídico intentaba tirar la encuesta interna de Morena en el Tribunal Electoral.  Incluso usted sabe que en junio de 2021 me negué a retirar una columna en la que aludía a la conducta de Scherer en la última elección, información sobre la cual tenía buenas fuentes.

Sabemos también que finalmente, el día 2 de septiembre, uno de sus subalternos anticipó mi salida del diario para el día 15 de ese mismo mes, argumentando el término de un contrato que en realidad había expirado meses atrás, a pesar de que yo seguía publicando en el diario. También sabemos que, casualmente, justo el día que eso ocurrió yo publiqué otro artículo más, donde ya anticipaba algunas de las razones de la salida de Scherer del gobierno.

Además, cualquier lector atento puede ver que la línea editorial del periódico ha sido resaltar la “contribución de Julio Scherer”, como lo hicieron el lunes 6 de septiembre en términos sorprendentemente elogiosos, rindiéndole un homenaje al trabajo del ex funcionario. Lo hicieron como ningún diario lo había hecho, resaltando únicamente posturas positivas sobre su actuación, sin buscar ecuanimidad.

Desde luego, la directiva del diario es libre de tener esa línea editorial si eso conviene a sus intereses. Lo que no resulta legítimo –y se lo digo con todo respeto—es pretender que los columnistas que participamos en las páginas de opinión subordinemos nuestras plumas a esa visión. Lo que hace grande a un periódico no es el pensamiento único al estilo estaliniano, sino la diversidad de opiniones que pueden expresarse en sus páginas.

Por esa razón, la semana pasada les hice llegar mi versión sobre la salida de Scherer, a partir de la información que pude allegarme de las más diversas fuentes. Lamentablemente, ustedes optaron deliberadamente por no publicar esos textos. No tiene sentido tratar de justificarlo.

Hasta ahora, en los más de 20 años que llevo publicando en páginas de opinión nunca me había ocurrido algo así. Jamás me habían pedido modificar el contenido de una columna ni mucho menos las habían dejado de publicar sin una explicación válida. Incluso siempre se me dio la oportunidad de despedirme de mis lectores cuando ya no existía la posibilidad de continuar. Ustedes, en cambio, dejaron de publicarme de un día para otro.

Señor director: México no ha cambiado tanto ni todo lo que quisiéramos. Hasta ahora, nadie se había resuelto a cuestionar a Julio Scherer, tal vez porque hay un gran temor en torno a su figura. Yo lo hice porque estoy convencido de que ha sido el Talón de Aquiles para un gobierno que promete separar el poder económico del poder político. Por eso tengo la certeza de haber hecho lo correcto y que el tiempo me dará la razón.

Por lo que a mí respecta, esto es lo último que diré sobre el tema, pues no pretendo prolongar esta polémica ni ponerme en riesgo. Con suerte, algún día ustedes me ofrecerán una disculpa. Mientras eso ocurre, le pido que al menos tenga un gesto de caballerosidad y decencia, y publique esta carta en las páginas del diario para poder decir adiós a mis lectores. No lo olvide: Es a ellos –y a nadie más– a quienes usted y yo nos debemos

Saludos cordiales,

Hernán Gómez Bruera

 

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Las interrogantes que deja Scherer

Este artículo fue enviado a El Heraldo de México para ser publicado el 7 de septiembre de 2021 pero no fue incluido en el número de ese día.

López Obrador fue generoso con Julio Scherer. Optó por honrar la memoria de su padre y una amistad de años, aún a pesar de los meses previos de tensión.

 Scherer –un hombre inteligente, incluso brillante— dijo que se había cumplido “un ciclo”, esa manera que tenemos de no explicar las verdaderas razones por las cuales nos vamos o nos echan de algún lado.

 Entre los círculos de poder, sin embargo, las cosas se saben, aunque no siempre se quieran contar. Y es sabido que el presidente no le perdona al ex consejero jurídico el papel que jugó en la última elección, donde –de la mano de su primo y aparente socio, Hugo Scherer–, promovió a candidatos opuestos a Morena en varios estados.

 Incluso un político de la oposición fue a contarle al presidente el papel que habían jugado los Scherer, al tramitar amparos a favor de Maru Campos en Chihuahua, en una lógica que parecía exhibir a un funcionario utilizando su poder e influencia para favorecer sus propios intereses.

 En su mensaje final, Scherer anunció que volvía a sus “actividades privadas”. Como periodistas, sin embargo, estamos obligados a preguntarnos si en verdad alguna vez se apartó de ellas porque ningún empresario está peleado con su dinero. ¿Ha estado Scherer libre de conflictos de interés?

 En sus declaraciones patrimoniales, el otrora consejero jurídico no consigna actividad empresarial. Tenía ingresos por su sueldo, renta de departamentos, fondos de inversión y un fideicomiso.

 ¿Por qué será entonces que en los más altos niveles del Ejecutivo, entre legisladores y dirigentes políticos se ha venido crecientemente hablando de “los negocios de Julio Scherer”?

 El ex consejero jurídico amasó un enorme poder. Es sabido que tuvo una gran capacidad para incidir en los fallos de jueces y magistrados y en una Fiscalía supuestamente autónoma.

 Las dimensiones y posibles consecuencias de ello aún no están claras, pero abren varias interrogantes. ¿Utilizó su poder sobre las instituciones de procuración e impartición de justicia solo para favorecer a la 4T o también sus propios intereses?

¿Qué se puede decir acerca de sus actividades como abogado litigante? ¿Realmente se apartó de ellas o utilizó  otros despachos para llevar casos en cuya resolución podía influir? ¿Porqué será que su huella parece haber quedado impregnada en tantos lados? ¿Por qué a pesar de su bajo perfil se habla de él con temor?

 ¿Será que este ex funcionario se tomó en serio esa máxima de la 4T –la que a mí y a otros nos hace ser simpatizantes de ella– de separar el poder económico del poder político?

 Es bien sabido que Scherer llegó al gobierno siendo un hombre rico. Sería lamentable que pasara a la historia por haberse marchado aún más rico. Quienes creemos en la autoridad moral de López Obrador y de este gobierno estamos obligados a cuestionárnoslo, más aún tratándose de una figura con tanta influencia. 

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El fraude electoral en Playa del Carmen

Durante la madrugada del domingo 6 de junio, en el municipio de Solidaridad, donde se ubica Playa del Carmen, la Fiscalía del estado de Quintana Roo –controlada como muchas otras instituciones en el estado por el gobernador Carlos Joaquín González–, irrumpió violentamente en uno de los domicilios de la alcaldesa de Morena, Laura Beristain, candidata a la reelección.

Con armas largas, golpeando y profiriendo insultos, la policía ingresó al más puro estilo pinochetista en el domicilio donde habitan tres de los hermanos Beristain, y donde operaba su equipo político. Hace tan solo unos días estuve en el lugar de los hechos: vi los golpes que dejaron en la puerta con sus armas largas y pude reconstruir los sucesos con diversos testigos.

Previo a la jornada electoral, además, se detuvieron a 15 personas acusadas sin fundamento de presuntos delitos electorales y se buscó deliberadamente sembrar caos antes y durante la jornada electoral, para así generar un clima de miedo entre la población e intimidar a la militancia de Morena y sus aliados.

En teoría, la Fiscalía buscaba pruebas de presuntos delitos electorales, para lo cual habían logrado obtener una orden de cateo por parte de uno de los jueces, también controlados por el gobernador.

La realidad es que Carlos Joaquín –que tiene en ese municipio su principal bastión de poder y detesta a Beristain— buscaba frenar a como diere lugar a una seria contendiente a la gubernatura, como lo ha venido haciendo desde que asumió en 2018 hostigándola con ataques misóginos y homofóbicos financiados por su gobierno en redes sociales. 

Hechos como este ponen de manifiesto el poder que todavía tienen muchos gobernadores en México, los cuales actúan como si fueran dueños de sus estados. Este poder, del que no estamos hablando lo suficiente, va desde el control de todos los poderes e instituciones –en este caso el órgano electoral, el poder judicial, el legislativo e incluso a muchos de los partidos de oposición—hasta los medios de comunicación, a los que maicean de forma recurrente.

Suena cuando menos gracioso que cuando la alcaldesa Laura Beristain denunciaba estos hechos y solicitaba la nulidad de la elección, en la Ciudad de México comentócratas y opositores al gobierno de López Obrador denunciaban como un acto tremendamente autoritarismo el “acoso a la prensa” y su “estigmatización”, tan solo por haber ideado una nueva sección para desmentir noticias falsas en las mañaneras.

No deja de ser extraño que un día sí y otro también opositores a AMLO e intelectuales públicos enfilen todas sus críticas hacia el “autoritarismo” del presidente de la República y jamás pongan en tela de juicio la forma en que gobiernan –esta sí decididamente autoritaria—varios gobernadores del país.

Si lo hicieran, cuando menos debieran estar poniéndole atención a la serie de irregularidades que se dieron en el municipio de Solidaridad y que han puesto en tela de juicio la integridad de esa elección.

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Regular el outsourcing es un imperativo moral

Un gobierno de izquierda no sería tal si no es capaz de ponerle alto a esquemas de este tipo

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Toledo y la operación glifosato

Victor Toledo

Toledo no menciona quienes fueron los tres funcionarios al frente de la «operación glifosato», pero sabemos que se trata de Alfonso Romo, Víctor Villalobos y Julio Scherer

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El Ávila Camacho de la 4T

En el terreno ideológico y programático, Mújica era indiscutiblemente más apreciable que Ávila Camacho.

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Cuando te corren por un tuit

Es una pena que dentro de los centros de investigación, sus autoridades asuman comportamientos de tipo caciquil.