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Las propuestas de Claudia en el debate

Claudia hizo chingos de propuestas en el debate. Aquí en este video se pueden ver… fueron más de 40… Bueno, ¡más que propuestas ya son compromisos de gobierno!
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¿Qué pasó en el debate?

El formato del debate mejoró. Xóchitl Gálvez tuvo un mejor desempeño, se veía y sentía mejor. Claudia Sheinbaum, como siempre mostró un buen nivel intelectual y una gran solidez técnica. Lamentablemente se enganchó de más con Xóchitl. Aquí les comparto algunas reflexiones.
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Xóchitl, un recuento para reír o llorar

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Un balance de lo ocurrido

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La dama de hielo. La crítica sexista a Claudia

La crítica sexista a Claudia

Es un lugar común observar que las elecciones de este 2 de junio serán históricas, pues por primera vez la contienda estará entre dos mujeres y una de ellas será presidenta. Menos frecuente, sin embargo, es aceptar la participación política de las mujeres en pie de igualdad, pues seguimos juzgándolas a partir de estándares distintos al de los hombres, especialmente cuando acceden al poder.

El discurso de la oposición se ha concentrado mucho tiempo en mostrar a Claudia como una copia de López Obrador: la idea de que la mujer es instrumento del hombre. Ahora, la apuesta de Xóchitl es separar a la candidata de Morena del presidente, decirle que no es como AMLO y caricaturizarla como la “dama de hielo”, en clara alusión a “la dama de hierro” y la dureza y autoritarismo que en su momento se le atribuyó a Margaret Thatcher.

Estas dos narrativas se sitúan en polos opuestos y reflejan la propia esquizofrenia de la oposición. Aún así tienen algo en común: ambas traen un tufo sexista: O bien Claudia es un títere o es una mujer autoritaria e insensible.

En el primer caso, se despoja a la futura presidenta de una personalidad propia, se le relega a un papel secundario. Claudia es y solo puede ser en función de AMLO. Así lo insinuaba Gálvez en enero de este año cuando retó a su opositora a un debate, pero ironizó que era necesario que “le dieran permiso”.

Este tipo de posturas también han tenido eco en el periodismo. En un Tiktok donde buscaba hacerse la chistosa, Denise enlistaba las cosas que no le gustan de Claudia. Es muy ilustrativo que dos de sus tres críticas tuvieran tintes sexistas. Una de ellas era: “No me gusta que siendo mujer empoderada imites a un señor”. Otra vez el cuento de que la mujer es un instrumento del hombre.

La otra critica de Dresser, aunque usted no lo crea, tenía que ver con su peinado: “No me gusta que hagas precampaña ilegal con tu colita de caballo pegada por todo el país”. Algo similar hizo Guadalupe Loaeza esta semana, al dedicarle un artículo entero a criticar a la candidata por haberse alaciado el pelo.

Así las cosas, por primera vez en la historia del país dos mujeres compiten por la presidencia de la República y alguien cree que es relevante hablar sobre su cabello. ¿Por qué juzgar siempre a las mujeres por su apariencia física, cuando no hacemos eso con los hombres?

El nuevo apelativo que Xochitl le ha puesto a Claudia Sheinbaum — “dama de hielo”— busca retratarla como una mujer fría y sin corazón . Ya no se le dice a Claudia que es instrumento de alguien más, sino que es autoritaria, una persona sin sentimientos, indolente al dolor ajeno, inaccesible; alguien a quien nada conmueve y es incapaz de empatizar con el dolor humano.

Si difícilmente a un hombre lo acusarían de ser títere de una mujer o lo juzgarían por cómo lleva el cabello, tampoco es muy frecuente que a ellos se les atribuya frialdad o falta de sentimientos cuando ejercen autoridad. Lo que ocurre es que las mujeres han sido educadas para agradar, decir cosas bonitas y quedar bien, y en esa lógica mucha gente no está acostumbrada a verlas ejerciendo el poder.

Existe una tendencia a juzgar a las mujeres como autoritarias solamente a partir de su carácter. En realidad, es natural que las mujeres en posiciones de poder, al igual que los hombres, tengan una personalidad fuerte. Por algo están donde están. El problema es que, a diferencia de lo que les pasa a ellas, la frialdad o el carácter fuerte no son motivos de crítica en los hombres.

En una ocasión, la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, señaló: “A mí no me critican por ser dura, sino por ser mujer”. Y decía: “solo las mujeres son descritas como duras en el cargo cuando toman una posición”.

Por último, existe un tercer prejuicio sexista contra las mujeres en general que es la histeria. Marco Levario, por ejemplo, ha referido una anécdota en la que supuestamente Claudia, cuando era delegada de Tlalpan, dio un manotazo a una mesa de cristal y la rompió.

En un tuit, el periodista también le criticaba a Claudia por forcejear con una multitud de periodistas, cuando le pidió a uno que quitara la mano que impedía cerrar la puerta de su vehículo. “Tenía los ojos desorbitados”, escribió Levario. ¿Les parece que a un hombre le haríamos el mismo tipo de señalamientos? Esa es la pregunta que siempre debemos hacernos.

Caracterizar a las mujeres en el poder como “irascibles, autoritarias, frías, neuróticas” también suelen ser dispositivos patriarcales para descalificarlas. Al respecto, la escritora Puri Mascarell explica como en el siglo XIX “la histeria era la etiqueta que se usaba para estigmatizar a las mujeres que se salían del canon de la feminidad. Una forma de desautorizarlas y de controlarlas.”

Calificar a una mujer en una posición de poder como la “copia” de alguien más es una forma de negarle méritos propios y constituye un estereotipo sexista, lo mismo retratarla como histérica. Al final, son formas de ejercer violencia de género. Ahora, con esta caricatura de “la dama de hielo”, también se busca demeritar la imagen de Claudia a partir de una nueva estigmatización.

Por lo demás, sería bueno que la oposición decida qué narrativa va a emplear, ¿Claudia es una mala copia de AMLO o, por el contrario, es una mujer fría y autoritaria que además no tiene el carisma del presidente? Se antoja difícil poder ser las dos cosas al mismo tiempo.

Todo parece indicar que pasaremos un sexenio más con una oposición que carece de proyecto, pero le sobran epítetos para atacar… Solo que esta vez será peor, pues a sus ya conocidas descalificaciones clasi-racistas se sumarán ahora una serie de prejuicios frente a una mujer por el simple hecho de ser mujer.

@HernanGomezB

 

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¿Por qué perdió Xóchitl?

Hace algunos meses, cuando se anunció la candidatura de Xóchitl Gálvez, llegué a escribir que esa era la mejor decisión que la oposición había tomado en mucho tiempo.

Su perfil —distinto al de la clase política tradicional y más creíble que el de buena parte de los personares del PRIAN— se antojaba capaz de dar batalla, e introducir un elemento de incertidumbre en una campaña de resultado predecible.

Después de observar su desempeño a lo largo de estos meses, y particularmente en el más reciente debate, temo haberme equivocado. La campaña de Xóchitl empieza a parecer una tragicomedia.

Hoy no queda claro si el problema es la candidata, las erráticas decisiones de su equipo o acaso la injerencia de las cúpulas de los partidos aliados. Y es que las apariciones públicas de Xóchitl se han caracterizado por una sucesión de tropiezos, y no ha sido capaz de proyectar un mensaje coherente.

De ahí que el domingo la candidata del PRIAN no logró siquiera salir victoriosa entre los comentócratas más críticos a la 4T, la mayor parte de los cuales criticaron su desempeño en el debate. Para muestra, el sondeo que hizo Reforma entre sus columnistas en un ejercicio donde típicamente ganaban los candidatos de la derecha.

Existen tres elementos que importan especialmente cuando se trata de un debate: En primer lugar, la credibilidad en la historia que el candidato(a) quiere contar acerca de sí mismo(a). En segundo lugar, la manera en que ese candidato(a) logra retratar a su rival. Por último, está el manejo escénico, lo que se transmite a partir de una comunicación no verbal.

En el primer ámbito, Xóchitl claramente llegó al debate en una posición de debilidad que no tenía cómo resolver esa noche. Lo describió bien Jorge Zepeda Patterson cuando decía “es un misterio lo que haría Xóchitl en caso de llegar a la Presidencia. ¿Volver al pasado? Pero, ¿a qué pasado? ¿Al de Peña Nieto, al de Vicente Fox, al de Felipe Calderón?”

“¿O se trataría de ofrecer otra cosa porque ella, supuestamente, es una ‘candidata ciudadana’?” Con semejante indefinición en su narrativa, era difícil que a Xóchitl pudiera irle bien en el debate.

En el segundo ámbito, la manera de retratar a su principal oponente, Xóchitl también perdió. Mientras Sheinbaum permanentemente se refería a Gálvez como “la candidata del PRIAN” (un muy buen mote), Gálvez eligió etiquetar a su rival de la 4T como “la dama de hielo”, una mujer “fría”, “desalmada” y “sin sentimientos”. Como bien lo dijo León Krauze en un intercambio entre columnistas de EL UNIVERSAL, la etiqueta más exitosa fue la primera. Obviamente.

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Xóchitl perdió como en la guerra.

Xóchitl perdió como en la guerra el primer debate presidencial. Entre ataques desarticulados y errores no forzados, se exhibió la falta de preparación de la candidata del PRIAN, frente a la estatura de gobernante de Claudia Sheinbaum. Aquí hago un recuento de lo sucedido.
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La desconexión de la oposición

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La campaña de #NarcoPresidente