Si de por sí la Secretaría de Gobernación ha visto disminuidas sus atribuciones con esta administración, el presidente –pese al respeto que le tiene– le encomendó a la ex ministra de la Suprema Corte una cantidad limitada de asuntos si se compara con las que ha delegado a otros de sus colaboradores más cercanos.
Pareciera que AMLO prefiere que el trabajo político se concentre en sus propias oficinas, en figuras que se manejan en la sombra o con un bajo perfil. Algunas de estas últimas incluso rivalizaron con la secretaria y estuvieron en guerra permanente con ella.