El desafuero del diputado morenista, Saúl Huerta, y del petista Mauricio Toledo constituyen un paso importante hacia la erradicación de la impunidad en nuestro país.
El avance en este terreno no es del tamaño que quisiéramos. Sabemos que ahí están los casos de Bartlett, de Lomelí, o de otros que han terminado por salirse con la suya.
Pero no podemos negar que dentro de la coalición gobernante existe una menor tolerancia a la corrupción y a quienes violan la ley que en gobiernos anteriores. Basta ver la impunidad que el PAN le ha dado a personajes como Cabeza de Vaca, que no fue desaforado por el Congreso de Tamaulipas (con mayoría panista) y a otros tantos casos similares.