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El oscuro pasado de Alito
Entre quienes hoy más presumen haber derrotado a la coalición de la 4T en la discusión de lareforma eléctrica está el diputado federal y presidente del PRI, Alito Moreno.
El político campechano parecía ser pieza clave en las negociaciones de la reforma. Se pensaba que de un sector del PRI podían salir los votos para sacar adelante esta iniciativa.
No se contaba con que la dirigencia llamaría a la disciplina partidista y acabaría presionando a sus legisladores a votar como bloque. ¿Qué hizo cambiar de postura al PRI y particularmente a su dirigente Alito Moreno?
–Hernán Gómez Bruera–
Dígase lo que se diga, no cabe duda que la votación de este domingo en el Congreso fue una derrota política para el gobierno de López Obrador. Lo fue porque la reforma eléctrica ha sido una de las agendas más importantes de este sexenio.
Esta ha sido una batalla que pone, frente a frente, dos grandes visiones de país. Se trata, como sabemos, de dos proyectos irreconciliables: Uno que desconfía del Estado y sostiene una preferencia por el sector privado y las empresas extranjeras, y otro que considera que debemos asegurarnos el control de recursos estratégicos como es la electricidad. Uno que cree que el sector público es por definición ineficiente e incapaz de tener empresas productivas, y otro que plantea la necesidad de recuperar la rectoría en materia energética y la soberanía en este terreno.
En ese sentido, el hecho de que la reforma constitucional no haya podido pasar por el Legislativo implica un revés para esta administración.
Lo que no deja de llamar la atención es que aún perdiendo, el presidente sigue ganando el relato y marcando la narrativa. El costo de lo ocurrido el domingo quizás le pase factura a los operadores políticos a quienes pudo fallar la negociación política –Ignacio Mier, Mario Delgado, Adán Augusto, etc.– pero no a AMLO. Y esto creo que sigue hablando de su genio político.
El presidente ya sabía que no se conseguirían los votos necesarios. Según algunas versiones, incluso llegó a decírselo a John Kerry y otras autoridades estadounidenses en su reciente visita a México. Por eso López Obrador empezó a trazar su plan B, antes incluso de la sesión del domingo en el Congreso. Por eso, más allá de lo que diga la Constitución, el mandatario buscará hacer avanzar su agenda energética, consistente en recuperar la rectoría del Estado en materia de producción energética.
En este mismo sentido están orientadas las reformas a la Ley Minera para que el litio sólo pueda ser explotado por el Estado mexicano, a través de un órgano público descentralizado que habrá de constituirse. El artículo 5 de esta ley “declara de utilidad pública la exploración, explotación y aprovechamiento del litio, por lo que no se otorgarán concesiones, licencias, contratos, permisos, asignaciones o autorizaciones en la materia”.
López Obrador, además, aprovechará el fallo de la Corte sobre la constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica de 2021 para impulsar el fin de las famosas sociedades de autoabasto (que no eran otra cosa que un mecanismo para pagar menos luz). Además, según dijo el lunes 18 de abril, se va a reforzar la capacidad de la CFE para generar energía eléctrica con la modernización de 14 hidroeléctricas para aumentar su aporte a la electricidad nacional.
Así, con o sin reforma constitucional este gobierno seguirá impulsando su agenda en materia energética y buscando que CFE sea la mayor generadora de energía eléctrica a nivel nacional.
Así las cosas, el cambio de paradigma energético seguirá avanzando, aunque su curso probablemente será más lento, complejo y sinuoso. Y es que, al desestimarse la inconstitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica, los jueces de amparo y tribunales de circuito tendrán libertad de criterio para recibir demandas, por no mencionar lo que pueda ocurrir en tribunales internacionales.
En el ámbito político, López Obrador buscará convertir la votación de la Reforma Eléctrica en un tema central para golpear a la oposición, mostrándola como contraria al interés nacional y el del pueblo en general, aliada al interés privado, e incluso vendida a las transnacionales, como se pudo ver con el cabildeo de Paolo Salerno, presunto representante de la empresa Enel, o con la participación de Margarita Zavala, exhortada a no votar por el posible conflicto de interés de su esposo, Felipe Calderón, con una filial de Iberdrola.
Todo esto sería redituable políticamente si consideramos que la mayor parte de la población parece estar a favor de la reforma eléctrica. Así lo mostraba al menos una encuesta de El Universal de octubre del año pasado, donde 61% se pronunciaban a favor de la reforma, o el Gabinete de Comunicación Estratégica, donde lo hacía el 63.7%. No por otra razón, los dirigentes de Morena ya han adelantado que en los estados en los que habrá elecciones este año van a exhibir, con nombre y apellido, a los diputados y a los partidos “traidores”.
Encuesta El Universal (https://bit.ly/37o8luk)
Gabinete de Comunicación Estratégica (https://bit.ly/3MaOAoy)
Aunque a lo largo de estos meses la oposición se ha empeñado en presentarse como ambientalista y preocupada por las energías limpias, la verdad es que esta narrativa no le dice mayor cosa a la gente de a pie, e incluso es poco creíble cuando vemos los vínculos que existen entre muchos de los pseudoambientalistas con empresarios y lo artificial de sus intenciones. Por lo demás, la agenda ambiental en el fondo solo es asumida por una pequeña parte de la población.
En suma, aún perdiendo en la Cámara, el presidente sigue ganando el relato y probablemente seguirá haciéndolo. Nada más útil políticamente para López Obrador que aglutinar a todos sus rivales en un solo bloque identificado con los intereses empresariales y extranjeros, y otro bloque identificado a los intereses del pueblo llano.
Hernán Gómez Bruera
El jueves en la noche, hubo una gran sorpresa en redes sociales ante ese comunicado que apareció en la cuenta del gobierno de México. Evidentemente estamos ante un documento visceral, poco cuidadoso y cuyo tono parece inadecuado para una comunicación oficial.
Sin embargo, el tono de la carta se puede entender después de conocer el documento del Parlamento Europeo y las participaciones de los eurodiputados. Como bien señala, Violeta Vázquez Rojas en su excelente columna de esta semana (https://bit.ly/3tX1wa1), muchos de los diputados europeos se expresaron desde la más profunda ignorancia frente a la realidad mexicana.
Rojas pone el ejemplo del representante rumano, Nicolae Stefanuta, que en su participación aseveró: “México está lanzando una guerra contra la verdad, matando periodistas y a los defensores de derechos humanos.” O la diputada sueca Evin Incir, quien sin empacho alguno llamó al Parlamento Europeo a “Reforzar el apoyo a estos periodistas y activistas y a todos aquellos que están en estos momentos sufriendo a manos del gobierno mexicano”.
Después de conocer estas declaraciones, no queda la menor duda de que no saben de qué están hablando.
Más allá de participaciones aisladas de algunos eurodiputados, hay muchos elementos para criticar la resolución del Parlamento Europeo. Particularmente donde afirma: “Considerando que el presidente López Obrador ha utilizado con frecuencia una retórica populista en las conferencias de prensa diarias para denigrar e intimidar a periodistas independientes, propietarios de medios de comunicación y activistas”.
Incluso más adelante, cuando la resolución habla de las “duras y sistemáticas críticas formuladas por las más altas autoridades del gobierno mexicano contra los periodistas y su labor” y condena “los frecuentes ataques contra la libertad de los medios de comunicación y contra los periodistas”.
Es claro que los parlamentarios europeos adoptan el mismo discurso de la oposición mexicana y llevan su crítica al presidente a un plano personal. Es cierto, López Obrador critica a medios y periodistas, pero ¿acaso los periodistas podemos criticar pero no ser criticados? ¿Acaso el presidente no puede responder a los señalamientos de los comunicadores?
Vincular el tema de la violencia a los periodistas con los señalamientos del presidente a algunos de ellos es francamente una manipulación muy perversa.
Todo eso es una exageración. Realmente este comunicado está fuera de toda proporción, es una postura desinformada, tendenciosa y tramposa. En ese sentido creo que la molestia de López Obrador frente al comunicado es entendible.
No hay que descartar la hipótesis de que el pronunciamiento tenga como verdadero telón de fondo la cuestión energética, y que las presiones de los eurodiputados busquen frenar esta importante reforma
Hay que recordar que ya en diciembre del año pasado, la Unión Europea manifestó su preocupación por esta reforma. Gautier Mignot, su embajador en México, declaró que las empresas multinacionales de energía “vivían momentos de incertidumbre” por el impulso a la reforma (https://bit.ly/34FCELp). También el embajador alemán declaró el 9 de marzo que es más probable que la reforma eléctrica afecte las inversiones de Alemania en México que el conflicto con Ucrania (https://bit.ly/3i8DsLT). De sobra conocemos también los intereses de empresas españolas como Iberdrola, Naturgy y Repsol, entre otras.
Es más, un eurodiputado español, Francisco José Millán Mon, del derechista Partido Popular habló del tema energético cuando estaban discutiendo sobre la situación de los periodistas. Como lo recuperó Violeta en su columna, este diputado dijo: “No hay seguridad para las personas, tampoco hay seguridad jurídica para las empresas. Esta carencia la sufren, por ejemplo, las inversiones extranjeras en el sector eléctrico, entre ellas, empresas europeas”. ¿Qué tiene que ver el tema de los periodistas con lo energético? No es casual que haya dicho esto en ese contexto.
Habría que analizar e investigar con mayor profundidad cuál es la relación de miembros del Parlamento Europeo con empresas multinacionales del sector energético, más aún en un contexto como el actual donde el conflicto entre Ucrania y Rusia ha elevado el costo de la energía en el viejo continente.
Sin duda hay muchos intereses internacionales que a veces impiden ver el cuadro completo. Por supuesto que no se trata de restar importancia al tema de la violencia contra los periodistas de a pie. En todo caso, es el propio Parlamento Europeo quien trivializa el asunto al abordarlo con tanta ligereza y de forma tan oportunista.