“Nuestro derecho a un aeropuerto de Primer Mundo”

El lunes por la tarde me encontraba en un café en Polanco, cuando un sujeto iracundo se acercó a mi mesa. En su teléfono tenía una fotografía donde aparecía uno de esos vendedores de parafernalia obradorista que suelen acudir a los actos masivos del Presidente.

Indignado, el hombre comenzó a reclamarme –cual si yo fuese responsable– que “los de la 4T” habían permitido que se instalen vendedores ambulantes en el nuevo aeropuerto y lamentaba “la decadente imagen que estamos dando al mundo”.

Más tarde, sin embargo, me di a la reflexión: Como muchos otros de esa tribu social, aquel era uno más de aquéllos que sienten que este gobierno les quitó algo. Nada concreto ni tangible, en realidad. Algo simbólico, más bien.

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